Bienvenidos al
Proyecto Teófilo
«No me esfuerzo, Señor, por penetrar en tu sublimidad, pues en modo alguno comparo mi entendimiento con ella; pero anhelo comprender en algún grado tu verdad, que mi corazón cree y ama. Porque no busco entender para creer, sino que creo para entender».
Teófilo es un proyecto católico para los que aman a Dios, para quienes lo buscan, y para los que desean dar respuesta de su esperanza.
Es una iniciativa de evangelización para adultos que busca, primordialmente, satisfacer la necesidad de formación en la fe y/o de acrecentar el conocimiento sobre la doctrina cristiana en la comunidad hispana en los Estados Unidos. Por supuesto, mientras esto sucede, forjamos una enriquecedora experiencia de comunidad. Actualmente, Teófilo opera desde el estado de Massachusetts y goza de la anuencia de la Arquidiócesis de Boston.
A manera de formación continua, Teófilo propone una oferta variada de cursos cortos (entre tres a ocho sesiones cada uno) diseñados con distintos niveles de complejidad que se ajustan a los tiempos, a los niveles de instrucción, a las necesidades, a los intereses y búsquedas específicas de los feligreses adultos. Los temas –fieles siempre a la doctrina católica– son diversos y son impartidos de forma amena y atractiva, sin perder la profundidad de sus contenidos. Esto lo hace desde la itinerancia, es decir, Teófilo imparte los cursos en las comunidades en donde se solicitan, tanto de manera presencial como virtualmente. Y, además, propone encuentros cortos de animación en la fe (también presenciales o virtuales) que van desde clubes de lectura, proyección de películas, charlas y peregrinaciones para todos aquellos que deseen participar, sin necesidad de pertenecer a una comunidad parroquial.
Teófilo ha sido concebido del amor apasionado de (y por) Dios. Por eso espera que sus participantes estén convencidos de que entender la fe es amarla y vivirla mejor. Que en cada Teófilo se refleje la apertura; el sentido de la escucha, el anhelo de la novedad y la acogida auténtica de lo aprendido. Así también la humildad, porque sólo un corazón humilde puede acercarse a Dios y recibir de Él el don del entendimiento. Y qué gran anhelo sería que todo lo aprendido también fuese por ellos compartido.
Conocer, amar y vivir la fe