Claves ético-teológicas para una pastoral contemporánea.
Acoger las distintas culturas haciéndolas parte de la celebración de la fe: Una mirada a partir de la inmigración hispana en los Estados Unidos

Como he anticipado en los anteriores apartados, mi enfoque se centra en los “teófilos” hispanos de los Estados Unidos de América y en la interacción pastoral con ellos. Según datos arrojados por la Oficina del Censo de este país 2 , para el 1 de julio de 2022, la población hispana de los Estados Unidos ascendió a los 63. 7 millones, convirtiéndose en la minoría étnica o racial más grande del país, conformando el 19. 1% de la población total.
El crecimiento de la población hispana se refleja también en el crecimiento económico del país. Así lo sustenta una publicación del Chicago Tribune en octubre de 2022 que señala que en el 2020 la producción económica total de los latinos en Estados Unidos fue de casi 2.8 billones de dólares. Esto representa un 13% del Producto Interno Bruto de la nación, especialmente en el sector de finanzas y de bienes y raíces. 3 La publicación –haciendo eco de un informe de la organización investigadora Latino Donor Collaborative– añadió que es también significativo el gasto de los latinos en esta nación, cuya cifra alcanza casi los 1.84 billones de dólares de su PIB, de frente a los casi 14.1 billones de todos los estadounidenses en general.
Es natural y esperado que esta creciente presencia hispana en este país también se extrapole a los ámbitos sociales y culturales y los permee. Por ejemplo, es ineludible el impacto del uso del español en este territorio, lengua hablada por unas 41.8 millones de personas, según datos del Censo Nacional de 2022 4 . Es, de hecho, la segunda lengua más hablada en los Estados Unidos y el más hablado en las escuelas y en las universidades del territorio 5 .
El sitio web ThoughCo. se aventura un poco más en señalar “7 aportaciones de los hispanos (latinos) a Estados Unidos” en los que menciona no sólo datos históricos como curiosos, sino verdaderos hitos en ámbitos como la comida, la música o el deporte. El sitio menciona, para ilustrar la fuerza de la presencia hispana, que hoy día el éxito del béisbol –el deporte nacional– es resultado de la presencia de hispanos, que representan uno de cada cuatro jugadores de las Grandes Ligas 6 .
No es sorpresa que esta presencia –en constante crecimiento– se manifieste también en los ámbitos eclesiales. Al respecto, en su artículo “El ministerio hispano, la evangelización y la formación en la fe”, el teólogo Hosffman Ospino (2010, 273) señala que los hispanos católicos en Estados Unidos conforman el 40% de la población católica en el país. Sobre los aportes de la presencia de los hispanos católicos en este país, Ospino apunta:
Hablar del presente e imaginar el futuro del ministerio hispano en la Iglesia Católica en los Estados Unidos no tendría mucho sentido si no habláramos de la memoria histórica. […] De manera particular en el siglo XX los católicos hispanos participaron en el movimiento de los derechos civiles y fortalecieron sus voces dentro de la Iglesia y la sociedad. La formación de grupos como Padres y Las Hermanas y la fundación de instituciones como el Centro Cultural México Americano fueron verdaderos signos de esperanza. (235)
El crecimiento de la población hispana en este país, y especialmente de los hispanos católicos de esta ciudad, es inexorable. Sobre todo, desde el sentido cristiano, conviene abrazar esta realidad en nuestra Iglesia local acogiendo las prerrogativas que esta presencia introduce a la vivencia de la vida cristiana y a la acción pastoral específicamente. Necesitaría disponer de un espacio más extenso para desarrollar sobre los aportes eclesiológicos, pastorales y espirituales que la comunidad latina ha traído a este país, que ven desde un sentido profundo de la familia y la pastoral de conjunto a una fuerte manifestación espiritual que se traduce en enriquecedoras experiencias de devoción y fe.
Propongo pues tres subclaves que orienten hacia el reconocimiento y la validación de esta presencia en nuestra Iglesia y en este país en sentido general:
El pasado 13 de marzo de 2024, el Papa Francisco compartió su catequesis número 11 sobre el actuar virtuoso en el que señalaba:
3.1 Ofrecer una mirada contemplativa
Con motivo a la 51 Jornada Mundial de la Paz de 2018, el Papa Francisco compartió su mensaje titulado “Migrantes y refugiados: Hombres y mujeres que buscan la paz”. En este, el Papa expresa la necesidad de ver la ciudad donde vivimos desde la perspectiva de la fe que descubre al Dios que habita en ella y que sea una mirada que descubra que los migrantes y refugiados no llegan con las manos vacías, sino que “traen la riqueza de su valentía, su capacidad, sus energías, sus aspiraciones y los tesoros de su propia cultura que enriquecen la vida de las naciones que los acogen” (2017). El Papa insiste en que es a partir de esta mirada como se empieza a construir talleres de paz que ya están brotando en nuestras ciudades.
3.2 Promover la mutua pertenencia
Es muy elocuente la imagen de una orquesta cuando nos referimos a la riqueza de la diversidad. En la producción de una gran pieza musical intervienen instrumentos de distintas peculiaridades; de viento, de cuerda, de percusión. Sin importar su tamaño o volumen, sabemos que su inclusión hace que la obra sea única y memorable.
Sin embargo, este sentido de mutua pertenencia de las partes para formar un todo indisoluble y fructífero ya lo poseemos en las Sagradas Escrituras. En su primera carta a los Corintios (capítulo), San Pablo enfatiza sobre la diversidad de dones repartidos en la Iglesia por medio de la diversidad de sus miembros: “Del mismo modo que el cuerpo es uno, aunque tienen muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, no obstante de su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también es Cristo” y que todos, habiendo bebido de un mismo Espíritu e incorporados en Cristo en el bautismo, formamos su cuerpo compuesto de varios miembros. […] “A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común” (verso 7).
3.3 Superar la ética individualista
Finalmente, quiero secundar al Papa Pablo VI, quien en Gaudium et Spes, la Constitución Pastoral Sobre la Iglesia en el mundo actual, subraya en el imperativo del deber de justicia y caridad para contribuir al bien común. “La aceptación de las relaciones sociales y su observancia deben ser consideradas por todos como uno de los principales deberes del hombre contemporáneo. Porque cuánto más se unifica el mundo, tanto más los deberes del hombre exceden los límites de los grupos particulares y se extienden poco a poco al universo entero”. (n. 30). Estoy convencida de que alcanzaremos nuestra plenitud humana cuando nos encontremos en el otro y logremos hacernos uno, como Jesús y el Padre lo son. (Jn 17, 21).